Ahora lo siento todo.
Mis dedos hipersensitivos, pueden hasta acariciar el aire.
Por fin van a dar resultados las enseñanzas (algún día tenían que hacerlo).
Al fin voy a dejar de creer que necesito algo, que algo me es indispensable.
Caen y trepan, han caído los mantos, todos han caído. Ya no me cegan las mentiras. Empiezo a sentir la libertad. Empiezo a creer que se puede ser un Espíritu Libre.
Lo anhelo, lo disfruto.
Ya no recuerdo el porqué, pero ya tampoco me importa.
Te deseo lo de siempre, y que encuentres el camino.
No puedo senirlo, querido. ¿Está muy mal?
Metería la cara en una bolsa de cebollas.
Quisiera poder mostrarme afligida. Quisiera que el puñal fuera más hondo, que sangrara un poco más.
Ahora sangra, pero es por otras cosas.
La herida es una vida absurda.