Adiós isla, hola maravilla

Pienso que amarte colma mi vida.


No lo es todo, pero es lo suficiente como para que pueda dejar de lado lo que aún me falta.

No es que lo (hasta ahora) ausente no me interese. Es algo mucho más profundo.

Es comprender que lo que conforma la vida, se oculta tras tus ojos.

La tarde me confrontó, una vez más, con el enojo. Es que te amo tanto. Es que todomundo debería amarte al menos la mitad de lo que yo lo hago. Y todomundo sería mejor, sería hermoso, feliz.

Cuando lo leas, sé que vas a pensar que exagero. Pero no lo hago ni divago ni me equivoco.

Lo que pasa es que el resto del mundo, tan trivial como se nos presenta a los ojos, no entiende nada. Por eso, quizá, es mi deber hablarte sobre tus maravillas. Que te aseguro que pocos conocen y ninguno lo hace como yo.

Oigo tus palabras, ellas nunca me mienten, no me abandonan, tampoco se derrochan. Tus actos, hacen otro poco. No van contra lo que realmente desean. A veces les cuesta, es que son demasiado diplomáticos. Pero al final, siempre, siempre encuentran la salida.

Y yo apoyo tus salidas. Apoyo aún el tiempo que te demora, porque eso habla de tu nobleza; y si no tuvieras esa nobleza, qué sería de la vida.

Te dije: “La tarde me confrontó, una vez más, con el enojo”. Pero el enojo se disipa cuando entiendo que vos sos capaz de perdonar a pesar del dolor; de amar a pesar de la lejanía. No soy como vos. De hecho, nadie puede serlo. Nos falta pasión, entrega, belleza, perfección. Pero vos, Mañana más Hermosa, sos todo lo noble, lo dulce, lo desinteresado, que yo di por pedido, que yo negué del mundo.

Y cuando te miro pienso que hay un mañana. Pienso que los idiotas no entienden nada, por eso hablan de amor pero no pueden vivirlo; hablan de ayuda pero no pueden brindarla; hablan de paz pero no pueden sentirla.

Te amo y amarte es un beneficio que no todos tienen. Te amo y eso me convierte en un ser completamente feliz. Te amo y eso me acerca a la orilla y me aleja de la isla.

Quería poder volver a poder.
Me cuesta porque la felicidad me invade y ya no hay nada que decir.
No hay viajes ni reales ni virtuales ni espirituales.
No necesito ocultarme tras palabras ni sueños ni mañanas que no llegan.
Puedo salir. Pensar que lo que viene ahora es sólo natural.
No me parapeto. No lloro por las noches. No le temo a los desenlaces.
Así de simple se hacen los días. Y así de perfectos.
Con defectos típicos de vivir la realidad, lugar del que huí por años.
Pero ahora te tengo y amarte recompensa todo cuanto haya deseado y no  he tenido.

A tu lado, mi amor

En los estes no asoma

Y eso que me invade, que de a poco va plagando cada parte de mi alma.
Porque a pesar del miedo, siento que puedo, siento que quiero.
Pero me ahogo. Por ejemplo ahora, creo que podés estar llorando. Que se te puede perturbar el corazón. Entonces quiero saber de vos. Te hablé todo el día, pero quiero saber de vos.
Y después me encuentro riéndome de mí misma. A carcajadas me río, porque no es posible que sea igual que el resto de los mortales.
Pero después me concentro un poco. Me compongo entonces digo: " ¿Querés tomar un té?". Y te invito el té porque a mi me gusta mucho y hace siglos que no tomo. Pero en mi "¿querés tomar un té?", se esconde un "¿querés que te cocine, que te escriba, mudarte a mi habitación, que te abrace todo el día, que te esconda en mi bolso y te lleve a todas partes". Estonces lo entiendo. Soy infinitamente cursi, pero lo entiendo. Y quiero salir corriendo, (vos dirás que como siempre). Pero esta vez no huyo, esta vez regreso. Entonces me vas a decir que no soy yo, que miento, que muto de a momentos. Decime lo que quieras, primero que me querés, y después lo que quieras.        
Fantasmas, sueño y reacción. Creo que el buen humor no me engalanó hoy. Los quinientos cigarrillos que fumé me marearon un poco.
Sí, para qué te lo niego si siempre lo termina gritando el cuerpo mismo. Tengo miedo. Es la primera vez en la semana, en el mes acaso, que pienso. Que me dedico a pensar. Tengo frío, pero más en el cerebro, en el alma, que en el cuerpo. La antigua Berta me llega con fantasmas. Pero estos fantasmas son míos, y creo que más que fantasmas son muertos recientes. Son vivos inolvidables. Cuando pienso, siempre me apresuro. Parece que mi mente no soporta su mandato divino. Y me apresuro, le temo al tiempo. No me saludes cuando pase el tiempo.          

Así de careta, así de cursi

Vos sos una mañana de otoño

Vení, te ayudo a cruzar por esta puerta.
A este submundo de adultos patético, que ya bastante conocés de memoria. Te cuido hoy, porque sé que la mente tambalea cuando se envejece. Pero mañana sos un ser nuevo, y ahí también me quedo a tu lado.
No desesperes, es parte de vivir. Eso de crecer y de sufrir al hacerlo. Pero si el resto del mundo no está, y lo olvidan, lo niegan y lo ningunean, yo me quedo con vos. Me quedo hasta que amanezca, hasta que pase el colapso de cumplir un año más. Me quedo hasta que te duermas y cuando te despiertes.
Me quedo el resto de tus días...

¡Feliz cumpleaños, mi amor!      

Abril


Releyendo mi vida —algo que suelo hacer cuando me aburro—recuerdo que abril es, de todos los meses, el que más me asusta (quizá primero esté enero).
Será que el otoño me resulta tan mediocre. Que nunca sé cómo vestirme para no sufril el frío, para no sufrir el calor.
Quizá es porque siempre me dejo estar unos meses, y abril es un recomenzar, un despertar.
Pero ahora abril te trae a vos. Te trajo siempre, pero nunca hasta mí. Ahora trae el frío y esta distancia, pero te trae a vos y yo siento que ya no existe miedo.
Siento que no importa lo que haya hecho, lo que haya sido, porque abril no va a volver a ser lo que fue.
Creo haberte dicho que para escribir algo medianamente decente necesito ser infeliz. Pero vos, Principio de Abril, me hacés tan feliz, yo yo ya no escribo cosas decentes.
Pero vale la pena, vale lo que lloro, vale rodar por el piso, vale no saber qué hacer, porque vos valés cualquier cosa.
Y me quedo con vos en abril y hasta que llegue la primavera. Después empezamos a contar todos los abriles que nos quedan.      

Mandarina


Mandarina extiende los brazos, finge que es posible tocar el cielo, pero pasó la vida colgada de un árbol y ahora no se acostumbra a rodar por la tierra.


Mandarina, ama y no confiesa. Propone pero no hace. Sueña y no vuela.

Mandarina quiere volver al árbol. Quiere ser común, serena. Quiere y no puede, porque ahora el tiempo pasa de otra manera.

Mandarina no se queja, porque de veras le gusta lo que es rodar en la tierra.

Pero más que que le guste, es lo que le queda.

A la muy querida, a la muy bella

A la muy querida, a la muy bella


Que llena mi corazón de claridad,

Al ángel, al ídolo inmortal,

¡Salud en la inmortalidad!



Ella se extiende en mi vida

Como un aire impregnado de sal,

Y en mi alma no saciada

Derrama el sabor de lo eterno.



Saquito siempre fresco que perfuma

La atmósfera de un reducto querido,

Incensario olvidado que echa humo

En secreto a través de la noche,



¿Cómo -amor incorruptible-

Definirte con acierto?

¡Grano de almizcle que yaces, invisible,

En el fondo de mi eternidad!



A la muy buena, a la muy bella,

Que constituye mi alegría y mi salud,

Al ángel, al ídolo inmortal,

¡Salud en la inmortalidad!
 
 
(Charles Baudelaire)


Dulce determinación
Nunca demasiado pronto
Temerario abandono
Como si nadie te estuviera viendo

Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un beso, un llanto
Nuestos aciertos, nuestros errores
Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un momento, un amor
Un sueño, una risa

Sólo quedate ahí
Porque vendré
Mientras nuestros impulsos son jovenes
Es tan joven que corre
No pararé hasta que se acabe
No pararé para rendirme

Canciones de desesperación
Las toqué para tí
Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un beso, un llanto
Nuestros aciertos, nuestras equivocaciones
Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un momento, un amor
Un sueño, un risa

Sólo quedate ahí
Porque vendré
Mientras nuestros impulsos son jovenes
Es tan joven que corre
No pararé hasta que se acabe
No pararé para rendirme

Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un beso, un llanto
Nuestros aciertos, nuestras equivocaciones (no pararé hasta que se acabe)

Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un beso, un llanto
Nuestros aciertos, nuestras equivocaciones (no pararé hasta que se acabe)

Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un beso, un llanto
Nuestros aciertos, nuestras equivocaciones (no pararé hasta que se acabe)

Un momento, un amor
Un sueño, una risa
Un momento, un amor
Un momento, un amor (no pararé para rendirme)

Está

Está en que me creas o no. En que quiero tomarte la mano y no soltarte. En que sea a no sea atractivo quiero estar en tus horas de catarsis. En que el pecho se me llena de odio y dolor, pero es porque conozco pocas formas de reaccionar.
Y no sé si me vuelvo más real, más empírica. Pero cuando digo  "es cierto", es porque es cierto (aunque ni yo haya aprendido a creerme).
Yo no sé si me entendés, si se puede entenderme, pero te aseguro que no hay manera de que no sienta tu dolor.
Porque tampoco hay manera de que logre entender, porque el entendimiento para estas cosas siempre me falla. Pero me quedo con tu silencio, con lo que más quieras. Te doy mis armas y la voluntad para cargarlas con lo que necesites. Será que soy bastante visceral, cuando menos lo parezco, pero te abrazo fuerte y te canto una de Silvio al oído (aunque a la distancia).
Me vas a decir que la prosa no me sienta muy bien (y lo sé). Pero hoy quiero escribirte en prosa. Para que me sea más natural cuando te diga que los meses, como el tiempo, son efímeros. Y los días, lo son aún más. Me quedan algo así como veinticinco días. Pero yo conozco de despedidas y sé, ahora lo sé, que no me alcanzarían los años para hacer feliz. Te renuevo el contrato antes de que llegue el mes. Te beso los ojos, las manos, el alma  y me llevo a cuestas tu dolor, para que así, para ver si así, descubro tu mejor sonrisa.          
Noches enteras perdida en minimiedades*. Ocultativa del inerme* sol y plagada de solitariedad* que me enloquicia* desde siempre. El desueño* que siempre oculté en noches perverseradas* .
Ahora entiendo claro. Justo cuando todo se vuelve poco claro.
Desperverso* mis actos y te veo: Paz y Certeza. Te acaricio: Delicadeza y Candor. Te pienso: Sueño y Libertad. Te extraño: Seguridad y Deseo. Te quiero: Noche y Día.

*Pequeñas nimiedades
*Oculta y taxativa
*Sin armas (obvio)
* solitario y desolado
*Que enloquece y saca de quicio
*Falta de sueño / insomnio
*Perversidades que perseveran
*Quitar lo perverso (¿con versos?)  



Fraz Von Stuck, (24 de febrero  de 1863 - 30 de agosto de 1928) fue un pintor, escultor, grabador y arquitecto alemán que se destacó en el estilo del simbolismo y del art nouveau.
CON - FLIC - TUA - DI - TA 




Esas cosas que le pasan a uno de vez en cuando. Hasta que descubre que la vida es corta como para perderse de esa manera. 

Te uno

A mis días turbulentos
a mis pocas horas de sueño
a los instantes de lucidez
a la cercanía del otoño

Te uno a mis sueños
a lo que propongo para algún momento
a mi camino errante
a mis locuras sin sentido

Te uno a mis manos
a mis letras y mis palabras
a lo que espero y desconfío
a la noche, al ruído y al silencio

Te uno a mis miedos profundos
a mis risas nerviosas
a mi colección de remeras
a mi dudar de la vida

Te uno a mis ridículos, a mis saberes,  a lo que callo y otorgo, a lo que temo, a la noche, al ocaso, al crepúsculo, Te uno
  

Monotonía

Hoy estoy monótona, es por el calor, por la falta de luz, por el sueño.
Para variar me pierdo en mí y hastío de mi misma. Como si fuera posible, me evalúo, me desarmo, me compenso. Y me tomo un té, que con el calor me sienta bastante mal. Pero ya me sentía mal. y aflora mi alterego hipocondríaco. Y tengo miedo. Sí, tengo miedo. Sí, quizá de todo.
Me despeino un poco. Como siempre, pero ahora lo atenúo. Entonces me pregunto qué voy a hacer los siguientes tres meses, porque en realidad necesito hacer algo.
Y me saco el maquillaje, que es mucho y que pesa bastante.
Termino el décimo quinto cigarrillo desde que retorné.  Me detesto de nuevo, por perder el tiempo, por dormir muchas horas, por no poder leer, por no poder Hacer.
Bloqueo es lo que debería de decir esa clase de informes que se hacen sobre las personas, pero no sé bien en qué ámbitos. Cosa rara, voy a decir yo por llamarlo de algún modo.
Monotonía es lo correcto, se aproxima el aguacero. Yo tengo las mismas manos, los mismos ojos y luzco igual que siempre, vestida de monotonía.                  
      

Todo, todos

Hoy son todos demasiado buenos. Buenos para ésto, buenos para lo otro. Y yo, yo una simple mortal.
Parece que todos los Músicos son demasiado buenos. Tienen ideas brillantes y abrumadoras. Pero yo, yo de lo más trivial.
Resulta que las Fotos de todas son buenas. Son geniales aún siento superficiales, son "estéticamente" buenas. Más yo, yo plagada de inutilidades.
Ah, y escriben. Todo mundo escribe y luce fantástico, desconsolador y verídico. Ahora yo, yo en el intento soy detestable.

  
No entiendo si es de día
las luces siempre llegan iguales
No sé si hay agua por aquí
mis ríos se secan idénticos
No quiero terminar los días
cada vez me quedan menos años
No puedo deshacer los sueños
pero siempre terminan iguales
No sé hacerte feliz
a cada momento entiendo menos
No, no, no
no quiero decir más no

Pero, !Cómo cuesta!

A red day





Ella




Viene despacio
       entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
       viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
       viene despacio
a tender sus manteles de ternura
       viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
        retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
       viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
       viene despacio
       entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela azul como la tarde.



Jorge Boccanera

porelcaminodelcostadonosellegaaningúnlado



La claridad que tengo en las horas de insomnio no las tengo durante el día.
Pensar que quise dejarlo todo.
Pero la claridad del día es muy distinta, ahora no quedan vestigios de amor.
Ahora es todo odio. Y si te vas, andate bien. Ni siquiera asomes la nariz, ni siquiera te atrevas.
Pero ya no hay nada por qué tengas que preocuparte, no voy siquiera a sugerirte mi nombre.
Con esto me despido, te dejo a tu suerte. Y no te preocupes que me llevo el secreto. no te preocupes que no te susurro más. No existo más que en tu mente, por suerte no tenés que verme en carne viva.
Me despido,  pero no me importa la despedida.      
Me sube la fiebre, ¡qué asco!
Me sube el enojo, ¡qué descaro!
Me sube la ira, ¡qué asesina!

Pesa

"Cuando lo siglos sean impaciencia, 
volverá,
y no le contaré cuánto ha tardado"
(Adolfo Camberos)  


Me pesan las horas,
las horas y tu nombre
el desarraigo que siento
que siento de mí misma.
Lo que callo, lo que digo
lo que te guardo, siempre
lo que quiero que lleves

¿Acaso hay modo fácil de vivir?

Me pesan las madrugadas,
los ojos de tanto llanto
la realidad que me golpea
y los juego que armo y desarmo
los juego a mi manera

¿Acaso hay modo fácil de decir?

Me pesa extrañarte el resto de la vida
quererte de esta manera,
quererte y que me quieras 

Quererte aunque sea de esta estúpida manera

Foto: Mi corazón, cactus que te aleja 

My arm is on fire

Creo que abandoné por completo la historia. Pasa que soy bastante obsesiva. 
Y como el dolor es intenso, no me permite distenderme, olvidarme, curarme. 




Un alto

Hago un alto,

en la historia y en la vida.
Pero no sé si basta.                                           Te pierdo, me pierdo
Se me terminan las palabras
Me lleno excusas, en realidad sé sólo obsesión. Me pierde no saberte, en realidad no sé querer. 

Los niños en los cactus. Parte 2

Creo que ya le he adelantado que comentaría aquel "pormenor" (recuerdo haberlo llamado así), por el cuál llegó el Libro a mi, y con él la carta, quizá eje principal de la historia.
Guillermo Sergio Aguilera, es el nombre con el que fue bautizado el hermano menor de  mi madre.
¿Qué puedo contarles? Ah, sí... Hace casi ocho años desapareció misteriosamente de su casa de Bernal. Aunque no está confirmado, es de público conocimiento para toda la familia que algo lo perseguía.
Yo en realidad siempre creí que él perseguía algo. Pero mi hipótesis no era avalada por nadie más. Bien, les decía que todos sostenían que era perseguido. Pero no era perseguido por la mafia ni por la policía ni por un espíritu, no, era perseguido por sigo mismo. Pero claro, sólo son rumores que mi madre, ante todo, se encargó de difundir.


Casi seis meses después de que Guillermo hubiera sido visto por última vez, nos dispusimos a realizar vaciamiento de la casa. Entonces, fui por primera vez en tres años al lugar donde mi tío había vivido desde su nacimiento y hasta el último día.
A través de los años he desarrollado un gusto increíble por las cosas antiguas. Quizá sea ese gusto lo que me llevó a enamorarme a primera vista del baúl aterciopelado que se encontraba en la habitación principal.
Así que no tuve un segundo siquiera de duda y lo separé entre las pertenencias de Guillermo que quería conservar conmigo.
Para mi sorpresa, estaba colmado de fotos, recortes de periódicos, cartas. Pero lo que más me llamó la atención fue un cuaderno en el cual mi tío llevaba anotadas como una especie de bitácora, las peripecias de una heroína poco afortunada a la cual llamaba Clara.      

Los niños en los cactus. Parte I.

La siguiente historia llegó a mí de una manera curiosa.
En los últimos años, hubo quien dijera que me había obsesionado con toda esta cuestión de los Julléz. Sería un poco hipócrita de mi parte desmentirlo del todo, pero yo no lo llamaría "obsesión". Sí es verdad que me he apasionado desde un primer momento, pero luego sólo necesitaba saberlo todo. Voy a confesarles que su final, o al menos hasta donde yo podré referir, Fue algo sorprendente.
Si ustedes se preguntan -y estoy segura de que lo hacen- de dónde salió todo y cómo llegó hasta mí, hay algo que es menester que les cuente.
El 20 de marzo de 1996 -cuando transitaba mi primera juventud- encontré dentro de un libro una carta. La carta, estaba doblada en cuatro partes, razón por la cual no me llevó a sospechar nada. El libro en cuestión, era Flush, de Virginia Woolf. Fue realmente extraño que abriera ese libro, si bien lo he disfrutado mucho no considero que sea de lo mejor que haya escrito Woolf. En aquel primer momento no recordé cómo había llegado hasta mí dicho libro. Y ese es un pormenor -quizá no tanto- que referiré posteriormente.  Lo que sí quiero, es transcribirles la carta que dio origen a todo:

[Serg:                                                                                                                          
Sé que dije que te avisaría en cuanto estuviera mejor.
Ha pasado ya un año y casi seis meses, y esta es la 
primera vez que tenés noticia sobre mí.
No voy a pedirte que me disculpes, ese no es mi 
estilo.
Quiero que sepas de mi boca que estoy bien, a pesar
de todo lo que ha ocurrido en este tiempo.
Sigo manteniendo que es mejor todo eso de "la verdad".
Pero, ¿podés creer que las personas no quieran saberlo?       
Todo fue muy macabro y todavía me pesa tanto, que creo que nunca 
podré superarlo del todo.
Voy a irme por un tiempo. ¿Recordás que quería adquirir un poco de mundo?                
 Bien, pues creo que este es el momento. 
Por ahora no nos vamos a ver y supongo que será por un tiempo prolongado.


Te dejo un caluroso abrazo y te deseo (siempre) lo mejor, Clara.]
    

Verdad

Se siente muy distinto cuando me decís la verdad. Porque ahora te conozco, era sólo eso.
Si me decís la verdad, empiezo a creerte todo, porque sé que sos un ser humano. No sé si  eso sea lo mejor, pero al menos es un avance.
Creo que hasta te quiero más, porque ya no te veo oprimida. Creo que te voy a dejar pintar y ahora (que sólo me queda una cámara) te voy a fotografiar, para recordar el momento.
Para recordar la fecha en la que decidiste comenzar a decir la verdad.    

Disconforme

Resulta que desde afuera todos se ven mal, pero uno no puede decirlo.
Se le condena a uno por sentirse un poco a disgusto, pero debe fingirlo para que nadie se sienta presionado.
Cómo me cansa. En realidad es un poco de miedo lo que se siente, pero no sé quién se está más asustado, yo o el resto del mundo.      
Cúmulo 
de 
Cosas
Uno a uno se van yendo
 por el camino del silencio
 y se escapan y me detesto
cómo extraño sus secretos
guardo alguna cosa todavía
llegué sin ninguna expectativa
y me llevé días únicos
es cerrar los ojos
 y volver a empezar
es buscar otro rostro
No te arregles el cuello de la camisa, total te ves igual. Sé que te levantaste pensando que de esa manera te veías mejor. No quiero decepcionarte, pero la mitad de las cosas no te combinan. Quizá porque el jean se ve un poco viejo.
Pero es otra cosa lo que te queda bien, es lo fresco de tu rostro aunque estés tan viejo.               quizá la paz de tus ojos color guerra en la sangre.
Tu don de destrozarme el alma con sólo mirarme
Y decime, ¿qué te cuesta ser más cruel? pero digo cruel en serio, de esos que hacen que una los odie.
No creo que nunca lo logres es como pedir que desaparezcan mientras transcribo los pensamientos  
Para estar herido, hay que estar bien  herido
Parece que no basta nunca, nada es suficiente
Llega una y llegan todas,
parece que debe ser equitativo
Ya no sé si estoy de paso, si recién llego, si estoy empacando
Cómo duele que ya extrañe
Qué será cuando no estés, aunque nunca haz estado
Vivimos, morimos
nos vamos, nos quedamos
nos escapamos, hacemos frente
para eso estamos en la vida, querida
hasta pronto y el pronto no llega nunca más

Me invitás a tomar el té, ¡Genial!
por entre la vulgaridad de esta jungla de cemento, me convidás con un té
obvio digo que no, soy una niña de mi casa
pero qué bien me sentaría un té!
mañana lo acepto, ¿y después?...
y después lo que quieras
pero sacame de esta realidad
no sepas mi nombre
no hables nunca de mi pasado
dejame ser, así
con secreto y misterio que me cuele en tu cama
no actues como si me conocieras, como si me supieras
alejate tres pasos, mirame desde la ventana y decime que la cara no me vende
que se nota a leguas la clase de mujer que soy
confesame el amor a cualquiera
de eso voy a saber conversarte  
de eso, entiendo hasta en sueños

VI

Ansias de ser
transforma mi secreto


Sueño de ser
descubre mi inocencia


Amparo de ser
madura mi cabeza


Nostalgia de ser
escurre mi paciencia

O4, nn

Nunca vas a ser mi enfermedad y eso ya me preocupa.
Hipocondríaca, de todas las enfermedades nunca serás una mía.
Morfeo me viene a buscar, pero antes de seguirlo hago una breve parada en tus pupilas.
Estoy a un paso del resto de mi vida, pero de las enfermedades nunca serás una de las mías.   

3, descompenso

Hoy soy un abismo,

El famoso laberinto sin salida

Cinco, outideas

Se supone que tendría que escribir. Ya no hay nada que quiera decir, ya no quiero decir nada.
Es todo presagios, es todo parte del destino; luchar con él ya de nada sirve, ya no quiero más destino.
No tengo ideas, o más bien las ideas son iguales o, más bien, son igual que siempre. Quiero acariciarte las entrañas y coronarte en mi submundo.
Me cansa buscarle la vuelta, encontrarle un sentido al todo mismo.
Desde luego siempre todo va a ser así: sin convocatoria, sin sueños ni deseos.

Dos, "nopertenencia"


Hoy no tengo ganas de mucho. Supongo que se aproxima el día, siempre me pongo igual. Pasan los años y nunca aprendo. Mientras desvariaba un vestido tenía encendido a Silvio; melancolía, Silvio, Oh, melancolía:

Me he dado cuenta
de que miento.
Siempre he mentido,
siempre he mentido.
He escrito tanta
inútil cosa
sin descubrirme,
sin dar conmigo.
No amar en seco,
con tanto dolor,
es quizás la última verdad
que quede en mi interior,
bajo mi corazón.

No sé si fue
que malgasté mi fe
en amores sin porvenir,
que no me queda ya
ni un grano de sentir.

(Yo sé que a nadie
le interesa
lo de otra gente,
con sus tristezas.)

Esta canción
es más que una canción,
que un pretexto para sufrir
y más que mi vivir
y más que mi sentir.

Esta canción es la necesidad
de agarrarme a la tierra al fin,
de que te veas en mi,
de que me vea en ti.

(Yo sé que hay gente
que me quiere.
Yo sé que hay gente
que no me quiere.)

Esta canción, Silvio Rodriguez (Te doy una canción, 1975)

O uno

Dialogo con mis alteregos. A esta altura son más de un millón. Me recreo y en el personaje, en uno en otro; Me paseo por todos, entro y salgo. Si lo entendés bien, vas cayendo, resulta que es sólo mi manera de existir en el tiempo. Tergiverso el espacio, los nombres, vuelvo del revés. Y no me digas que ya los conocés a todos, a todos mis personajes. Por que ahora mismo puedo inventar algún otro. No hablo de virtud, hablo de formas de encontrarme otro costado. Hay mil maneras de redescubrir esta vida y de esa manera voy caminando.