A mis días turbulentos
a mis pocas horas de sueño
a los instantes de lucidez
a la cercanía del otoño
Te uno a mis sueños
a lo que propongo para algún momento
a mi camino errante
a mis locuras sin sentido
Te uno a mis manos
a mis letras y mis palabras
a lo que espero y desconfío
a la noche, al ruído y al silencio
Te uno a mis miedos profundos
a mis risas nerviosas
a mi colección de remeras
a mi dudar de la vida
Te uno a mis ridículos, a mis saberes, a lo que callo y otorgo, a lo que temo, a la noche, al ocaso, al crepúsculo, Te uno
Que existas en mis días es el aire, todo el resto es prescindible.
Te quiero, ya sin palabras.
Hola.
Vengo a romper el hielo.