La marca del final, no siempre la veo.
Aún recuerdo aquellas lágrimas que solté insolente aquellas tarde de 1900,
Aquellas en las que ustedes, hastiados de mí, ni siquiera repararon.
No necesito más, ni siquiera más palabras necesito.
No serán lo mejor, no serán los mejores
Pero no se molesten, yo tampoco lo soy, ni lo he sido
Perdí los límites hace mil años atrás.
Me escondí detrás de las piedras
Cada mística tarde ha sido el escudo que me ocultó de mí misma.
Pero en cada calle, en cada sitio, en lo más recóndito de los corazones
He nacido para presenciar este momento glorioso.
He nacido para encontrarlos en los malditos bares.
He venido al mundo para cumplir mi tarea,
de convertirme en un ser capas de transformar sus vidas.
Cuando la vida nos pase por encima
Cuando nuestros rostros infelices acepten la verdad.
Cuando se vayan uno a uno
Y los recuerdos no sean más que nubes de terciopelo en nuestras mentes,
Volveremos a hablar.
Volveremos a vernos las caras, que antaño, nos hicieron tanto bien.
Volveremos a verlo todo
Seremos arena, capaz de arrastrarse con el viento,
Y cruzar todos los desiertos del mundo para hallar el camino
Seremos agua, capaz de caer en la más hermosa lluvia de verano
Y descenderemos para cubrir los hombros del otro
Seremos las palabras, que viajan de libro en libro,
de boca en boca y de mente en mente
Seamos, Vivamos
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