Día 3: arrepentimiento
De todos tus papeles, el de la sagaz, era el que más me gustaba. Cuando no medías distancias y saltabas a un precipicio enorme y decadente. Cuando no tenías miedo, ni evaluabas consecuencias. Extraño ese papel, extraño la consciencia de la inconsciencia. Te veo, ahora, tan atemorizada, tan espantada por el dolor y, sobre todo, por la duda que genera enfrentarse a algo realmente nuevo. Me decepciona descubrir que la verdad en tu mente, no es más que dejarlo todo sin resolver. No es más que huir, a un campo desierto. No es más que vivir en un estado vegetativo. Por Dios!!! NUNCA quisiste esto. ¿ qué pasa? ¿Son los años, la vejez, el cansancio?
Yo soy vos. Lo he sido desde siempre, he sido tus espejos rotos, los retazos de tu alma. He sido tu nociones remotas, tu picardía a flor de piel, las madrugadas entre drogas y algodones.
Hemos sido lo mismo, un paraíso sin respuestas. La mañana en la que descubrimos lo bello de vivir. He sido tu vocación, tus infinitas manías, tu miedo a todo, tu putrefacción, el amor y las noches.
Yo, reina de las modificaciones, almaceno tus recuerdos, tus hipocresías, tus mentiras piadosas, tus almas en penas.
Yo soy vos, desde cada gota de sangre, desde los confines de los tiempo. Yo te exijo, te ordeno, imploro: NO ABANDONES AQUEL PAPEL. De todos tus papeles, el de la sagaz, era el que más me gustaba. Cuando no medias …
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